Fernando de Noronha – Brasil

Llamar paraíso este archipiélago de 21 islas, en el que está Fernando de Noroña, es quedarse corto. Esta zona es una de las reservas ecológicas más importantes del mundo, y en el año 2001, junto al Atolón de Rocas, se convirtió en Patrimonio de la Humanidad.

Aparentemente perdidas en medio de las cristalinas aguas azules del océano Atlántico, las montañas verdes y las colinas escarpadas de Fernando de Noroña surgen del mar con toda su exhuberancia y gloria tropical. Se trata de un paraíso para buceadores de todo el mundo, y en las aguas que rodean a la isla se encuentran multitud de peces, manta rayas, tiburones limón y delfines giradores.
Cada mañana, en la bien llamada Baia dos Golfinhos (Bahía de los Delfines), más de mil delfines giradores se reúnen para retozar y bailar con los primeros rayos de sol. Las tortugas marinas también son habituales aquí, y utilizan muchas de las amplias y apartadas playas para poner sus huevos.
La isla principal, Fernando de Noroña, es la única habitada. Para garantizar que el entorno no sea dañado, sólo pueden visitar la isla 420 turistas a la vez. La tierra no explotada, el 70% de la cual es Parque Nacional, está salpicada por un limitado número de hostales turísticos sostenibles que casi siempre están al máximo de su capacidad, sobre todo en diciembre y enero.
Fernando de Noronha tiene dos lados distintos, una costa tranquila frente a Brasil, y una más rocosa y dura frente al Atlántico. La isla queda atravesada por una única carretera que va de Baia do Sueste hasta el puerto oriental de Baia Santo Antonio, cerca de Vila dos Remedios, en la que reside la mayoría de la población. Aquí encontrarás el ayuntamiento, una iglesia, la oficina de correos, una tienda de submarinismo y un bar. En Vila du Trinta, en lo alto de una pequeña colonia hay unos pocos restaurantes, una farmacia y una tienda de comestibles.
La edificación más impresionante del pueblo es el Fuerte dos Remedios, un recordatorio en ruinas de la ocupación portuguesa. Construido en 1737 sus antiguos cañones están medio enterrados y sus murallas están a punto de derrumbarse. Bajando por unas calles adoquinadas, también podrás encontrar una pintoresca iglesia barroca amarilla y blanca, la Igreja Nossa Senhora dos Remedios, construida en 1772 además del colonial palacio Sao Miguel, de color rojo.
Las islas de los alrededores se caracterizan principalmente por sus formas diversas. La isla Meio, a la que la erosión le hizo adquirir la forma de una especie de pirámide invertida, es un sitio muy apreciado por los pescadores. Su vecina, Peñón Sela Gineta, es reconocible por su parecido con una silla de montar. De forma parecida, se dice que la isla Chapéu do Sueste parece una campana, no sólo por la forma sino también por el sonido de las olas al romper contra su base rocosa. El Peñón Morro du Leao se parece a un león marino acostado, y se dice que las dos imponentes islas volcánicas del Peñón Dois Irmaos parecen los pechos de una mujer.
Veas lo que veas en los peñones, la imagen de este paraíso tropical es la que recordarás durante toda la vida.

Qué es: Un archipiélago brasileño formado por 21 islas. Todo un verdadero ejemplo de ecosistema virgen.
Dónde está: Frente a la costa de Brasil entre Natal y Recife.
Qué hay que hacer: Es famoso por ser el mejor lugar de Brasil para bucear.
Qué hay que ver: Delfines giradores, tortugas, tiburones y otros tipos de animales marinos.
Cuándo ir: Ninguno momento es malo para visitar este paraíso tropical, en la estación de lluvias de abril a agosto sólo hay pequeños chaparrones intermitentes.
Cómo llegar: Hay dos vuelos diarios desde Recife y otros dos desde Natal. Por mar puedes hacer un crucero inolvidable pues éstos suelen visitar Noronha entre octubre y febrero.

Fuente: 501 lugares que no podés dejar de visitar